Santo Domingo, RD. El Banco Central de la República Dominicana (BCRD) informa que, entre los meses de enero y julio de 2022, las remesas recibidas lograron una cifra de US$5,669.7 millones. Asimismo, destaca que este monto supera en US$1,572.0 millones a las remesas recibidas en los primeros siete meses de 2019, período anterior al inicio de la pandemia del COVID 19, y en el que en Estados Unidos no se tenían aún los esquemas de ayuda que fueron implementados luego de marzo de 2020 y que finalizaron en septiembre de 2021, razón por la cual, al comparar los flujos recibidos a julio de 2022 con los del mismo período de 2021, se observa una reducción de unos US$490 millones.
El BCRD añade que en el mes de julio de 2022 las remesas sumaron US$808.6 millones. Estas cifras reafirman el establecimiento de un nuevo nivel de flujos de remesas mensuales en torno a los US$800.0 millones. En ese sentido, al comparar este monto de julio de 2022 con el valor promediado en el mismo mes para el período previo a la pandemia de 2015-2019, que fue de US$533.1 millones, se observa un aumento importante.
Explica que las condiciones del mercado laboral de los Estados Unidos (EEUU) es uno de los principales factores que sigue incidiendo sobre el comportamiento de las remesas, ya que desde ese país provino el 84.2 % de los flujos de julio. Durante dicho mes, la economía norteamericana creó 528 mil empleos, disminuyendo la tasa de desempleo de 3.6 % en junio a 3.5 % en julio de 2022. Particularmente, el desempleo de los hispanos en EEUU descendió de 4.3 % en junio a 3.9 % en julio.
El BCRD resalta también la recepción de remesas desde otros países, como España, en el orden de 6.3 %, segundo país en cuanto a total de residentes de la diáspora dominicana en el exterior se refiere, así como Haití e Italia con 1.3 % y 0.8 % de los flujos recibidos, respectivamente. El resto de la recepción de remesas se divide entre países como Suiza, Canadá y Panamá, entre otros.
Respecto a la distribución de las remesas recibidas por provincias, el BCRD señala que el Distrito Nacional obtuvo la mayor proporción, un 33.9 %, seguido por las provincias Santiago y Santo Domingo, con un 14.3 % y 8.9 %, respectivamente. Esto indica que más de la mitad (57.1 %) de las remesas se recibe en las zonas metropolitanas del país.
Analizando los flujos de julio del 2022 según el género del receptor, predominan los hombres, con el 52.3 %. Las mujeres captaron el 47.7 % restante de las remesas recibidas por canales formales.
El BCRD reafirma que la evolución del sector externo para este año estará caracterizada por el dinamismo de las remesas, las exportaciones, la inversión extranjera directa y la recuperación del turismo, destacando que, en los últimos meses, esta actividad ha registrado continuamente cifras récord en llegadas de turistas. Estos acontecimientos contribuirán a un mayor flujo de divisas al país y ayudarán a mantener la estabilidad relativa del tipo de cambio que se observa en la actualidad, de tal manera que el tipo de cambio mostró una apreciación de 5.3 % al cierre de julio respecto a diciembre de 2021. Todos estos elementos, junto con los robustos fundamentos macroeconómicos del país, señalan que la República Dominicana posee condiciones particularmente favorables para acomodar los choques externos provenientes de un entorno internacional complejo y cargado de incertidumbre.
La institución indica que este mayor flujo de divisas también ha permitido la acumulación de reservas internacionales, que para el cierre de julio de 2022 se colocaron por encima de los US$14,100 millones, representando alrededor de un 13.0 % del PIB y equivalentes a unos 6.0 meses de importaciones. Estas métricas superan los niveles recomendados por el FMI, contribuyendo a que la República Dominicana mantenga una posición externa favorable, proyectando un flujo de remesas para el cierre del 2002 en torno a los US$10,000 millones.
El Banco Central reitera que se mantiene vigilante para seguir tomando las medidas necesarias para contrarrestar el impacto en la economía dominicana del desafiante entorno internacional imperante, a fin de garantizar la estabilidad de precios y del mercado cambiario