Santo Domingo.- El decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Gerardo Roa Ogando, afirmó que la violencia es consecuencia, en gran medida, de la fragilidad de la familia del presente, en lo concerniente a la formación moral y ética que demanda a gritos la sociedad para mantener la armonía entre ciudadanos.
Por un lado, el académico Roa Ogando entiende que el índice de madres adolescentes trae como consecuencia familias monoparentales y, por vía de consecuencias, disfuncionales.
“Ningún adolescente está preparado para concebir y educar a niños, sobre todo, porque adolece de la madurez física y emocional que se requiere para asumir con responsabilidad la formación en valores de un infante. Regularmente, tras un embarazo irresponsable, la situación económica y de salud mental de la madre empeoran, lo que a la postre genera jóvenes, cuya debilidad moral los conduce a delinquir. Es así como los hijos desprotegidos hayan amparo en amigos de mayor edad que no tienen formación y en policías corruptos que, en algunos casos, los inducen al oscuro mundo de la delincuencia. Sus referentes suelen ser youtuber que fomentan estilos de vida que distan mucho de las sanas normas de convivencia armónica”.
El decano Gerardo Roa Ogando ofreció estas declaraciones después de haber disertado sobre el rol de la UASD en la formación de hombres y mujeres profesionales que impulsan cambios sociales para el bien común.
El intercambio académico se realizó en la sede del Centro UASD-San Pedro de Macorís, invitado por la dirección del centro, junto a autoridades del centro y de la UASD.
Roa Ogando también agregó que “aunque la familia debe desempeñar su rol de educar con responsabilidad, es obligación del Estado garantizar la integridad física de sus ciudadanos porque el activo más importante de la humanidad somos los seres humanos”.
El catedrático valora los esfuerzos que hace el Estado para reformar la policía, pero al propio tiempo se queja de la exasperante lentitud con la que se realizan los procesos de reforma en el gobierno. Por eso, vemos como pasan cuatro años y las balas perdidas siguen arrebatando el derecho a vivir, tanto de personas adultas, como de niños; y así traen dolor a las familias.
“Sí los delincuentes no respetan los derechos humanos de los buenos ciudadanos, el Estado es responsable de garantizarles su integridad”.